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Editoriales // Publishing Houses

Teoría y crítica // Theory and critics, Otros // Other

Caja Negra Editora

Fundada en Argentina en 2005 por Diego Esteras y Ezequiel Fanego, Caja Negra es una editorial independiente con sedes en Buenos Aires y Madrid que disemina sus libros por Latinoamérica y España. El catálogo propone un recorrido transversal por los campos del ensayo, la literatura, el cine, las artes visuales y la música, y promueve la coexistencia de materiales heterogéneos y la multiplicación de subrepticias conexiones entre ellos. Caja Negra es una entidad pensante, un organismo tentacular cuya misión es mapear la historia de episodios radicales de experimentación estética, política y vital. De esas experiencias hace libros, y de esos libros una proliferación de alianzas, activaciones culturales, discusiones y recursos críticos orientados a desprogramar la maquinaria del presente y multiplicar futuros inciertos.

Founded in Argentina in 2005 by Diego Esteras and Ezequiel Fanego, Caja Negra is an independent publishing house with offices in Buenos Aires and Madrid that disseminates its books throughout Latin America and Spain. The catalog proposes a transversal journey through the fields of essays, literature, film, visual arts and music, and promotes the coexistence of heterogeneous materials and the multiplication of surreptitious connections between them. Caja Negra is a thinking entity, a tentacular organism whose mission is to map the history of radical episodes of aesthetic, political and vital experimentation. From those experiences it makes books, and from those books a proliferation of alliances, cultural activations, discussions and critical resources aimed at deprogramming the machinery of the present and multiplying uncertain futures.

Devenir obra de arte, Boris Groys. La historia moderna es una historia de estetizaciones, y cada estetización plantea una demanda de protección. Estetizamos y queremos proteger casi todo, incluyendo la Tierra, los océanos, la atmósfera, especies raras de animales y plantas exóticas. Los humanos no son la excepción. También se presentan como objetos de contemplación que merecen admiración y cuidado. Durante el siglo XX, artistas e intelectuales lucharon por el derecho soberano de exhibirse en sociedad a su manera: convertirse en obras de arte creadas por ellos mismos. Hoy todo el mundo tiene no solo el derecho, sino también la obligación de practicar el autodiseño. Somos responsables por el modo en que nos mostramos ante los demás, y no podemos deshacernos de esta responsabilidad estética. Sin embargo, sostiene Groys, no somos capaces de controlar nuestra imagen. La producción de nuestros cuerpos públicos es un proceso colectivo que no depende exclusivamente de la propia voluntad. Hacemos libros y obras de arte, diseñamos sitios web y cuentas de Instagram. Junto con ello, se están creando de forma permanente documentos, fotos, videos y copias de correos electrónicos que son extensiones de nuestros cuerpos y constituirán los cadáveres públicos destinados a sucedernos en un más allá material que no se detiene con la muerte. Entre la reflexión sobre las prácticas estéticas contemporáneas y la crítica de Internet, y a través de un ejercicio que contrapone la finitud del tiempo biológico con la temporalidad trascendente de la obra de arte y los mecanismos de inmortalización de la cultura digital, Boris Groys continúa con este volumen redefiniendo la dimensión ontológica de nuestra experiencia cotidiana.

Devenir obra de arte, Boris Groys. Modern history is a history of aestheticizations, and each aestheticization poses a demand for protection. We aestheticize and want to protect almost everything, including the Earth, the oceans, the atmosphere, rare species of animals and exotic plants. Humans are no exception. They are also presented as objects of contemplation that deserve admiration and care. During the 20th century, artists and intellectuals fought for the sovereign right to exhibit themselves in society in their own way: to become works of art created by themselves. Today everyone has not only the right, but also the obligation to practice self-design. We are responsible for the way we show ourselves to others, and we cannot shirk this aesthetic responsibility. However, Groys argues, we are not able to control our image. The production of our public bodies is a collective process that does not depend exclusively on our own will. We make books and artworks, we design websites and Instagram accounts. Along with this, documents, photos, videos and copies of emails are being permanently created that are extensions of our bodies and will constitute the public corpses destined to succeed us in a material afterlife that does not stop with death. Between reflection on contemporary aesthetic practices and criticism of the Internet, and through an exercise that contrasts the finitude of biological time with the transcendent temporality of the work of art and the mechanisms of immortalization of digital culture, Boris Groys continues with this volume to redefine the ontological dimension of our everyday experience.

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